
Nuestra experiencia de 20 años administrando comunidades de propietarios de diversas nacionalidades nos ha demostrado que cada comunidad tiene particularidades que las hacen únicas. Consideramos que una buena administración de fincas se debe adaptar a los requerimientos de cada Comunidad en particular.
El objetivo que venimos persiguiendo es simple:
Una comunidad solvente, bien gestionada y armónica, de forma que los propietarios tengan la seguridad de que sus inmuebles están en buenas manos.
Abajo detallamos lo que constituye nuestras principales tareas.
Primero, el Administrador debe responsabilizarse de todos los asuntos de la Comunidad, siguiendo las directrices marcadas por las Asambleas Anuales y su Presidente. La oficina de la administración debe estar disponible y accesible a todos los propietarios y la junta de gobierno, para el correcto funcionamiento de la comunidad.
Segundo, la comunicación entre los propietarios y la administración debe adaptarse a las necesidades de cada comunidad, y siempre bajo la supervisión de la Junta de Gobierno.
Tercero, creemos que los propietarios deben exigir a su administración el mejor servicio a los mejores precios. Debe conseguirse que mientras disfruta de su vivienda, su inversión se revalorice. En este sentido, los siguientes puntos son parte fundamental de las funciones de un administrador:
- El estudio de las concretas necesidades de la comunidad, al objeto de conseguir la mejor relación calidad/precio.
- Adecuada elección de los servicios y trabajos de mantenimiento que han de realizarse en la Comunidad, rentabilizándose su coste.
- Identificación de aquellas áreas donde un mantenimiento preventivo pueda evitar gastos e inconvenientes futuros.
Estos principios fundamentales, junto con las tareas sistemáticas que a continuación detallamos tendrán como resultado una Comunidad bien mantenida y con un perfecto funcionamiento, lo que sin duda es el objetivo que todas las Comunidades deben alcanzar.
El cobro de las cuotas de Comunidad es de gran importancia en el desarrollo de una Comunidad y venimos comprobando que estableciendo los procedimientos adecuados y mediante el contacto personal con los propietarios, el número de morosos se reduce considerablemente.
Otra de las materias nada desdeñables a la hora de alcanzar la tranquilidad y comodidad de los vecinos es la función de árbitro conciliador de los posibles conflictos de intereses que surgen entre los propietarios. Es la ignorancia de la regulación jurídica de cada uno de los supuestos, lo que provoca situaciones indeseables que podrían haberse evitado con una adecuada mediación y asesoramiento.